Terapias Holísticas ¿Un camino de despertar consciente o turismo Espiritual?
Corre la nueva era y el desafío de identificar los recursos terapéuticos, personales, espirituales y filosóficos que nos contribuyen, suelen verse hackeados súbitamente por un alud de usos, modas y productos que en ocasiones crean un importante ruido en el concierto general de disponibilidades.
¿Cuáles de estos recursos van a contribuirme en mi crecimiento personal?
¿Cuántas de estas terapias tienen en su génesis el fin de sumar a mi conciencia y cuantas son el resultado de un estilo creciente de observar el mundo en el discurso del positivismo zen que ha puesto “de moda” sanar para despertar, como un propósito distractor?
¿No es acaso sanar una palabra que implica que si requiero sanar es porque hay algo conmigo que no está bien?
¿Y si no hubiera nada de malo en mi?
Reconocernos parte de un sistema, transeúntes de un camino que no es idéntico para todos, y trabajadores de una construcción bastante más vasta y compleja de lo que en apariencias somos, es una interpelación indispensable para no caer en la seductora propuesta del consumo terapéutico que con su canto de sirenas nos seduce para probarlo todo eternamente, creciendo poco y despertando nunca.
Identificarnos constructores de nuestros propios diseños de sanación desde la elección será sin dudas la inversión más segura en términos espirituales y personales, ya que la elección generará siempre un espacio empoderado de posibilidades abiertas en función de los recursos que funciones para cada uno.
Acaso sea la libertad de elegir, equivocarnos, cambiar de camino, volver a elegir, acertar y elegir otra vez, lo que nos empodere tanto que en la convicción de la infinitud de oportunidades que somos capaces de crear, no haya limitaciones que sean tan potentes y absolutas como para que las habilitemos.
Siendo el ser infinito que soy…
¿Hay limitación tan potente para detenerme, obstaculizarme y encarcelarme?
Mi camino es mío, diferente, único, irrepetible… y en función de eso, soy intransigente en los minutos y la energía de que dispongo para la gestión de mi ser, voy adquiriendo conciencia, y creciendo, evolucionando y despertando mientras ejecuto el plan que funciona para mí; el plan que hace que todas mis partes estén de acuerdo sin cumplir el requisito de coleccionar terapias, ni amontonar certificaciones o ir tildando en una lista infinita las posibilidades que he conseguido “demostrar” que no funcionan.
¿Que tomaría reconocer que cada paso, es apenas un aproximarse que me propone desde el amor, integrarme al camino para seguir sorprendiéndome de la maravilla de verme en un mundo distinto cada mañana? Un mundo que requiere de la potencia que soy en él, porque conmigo se ha transformado.
