¿Crees que eres lo que piensas?
¿Cuánta energía pierdes cada día defendiendo lo que piensas?
¿Eres el salvador del mundo?
¿Cuántos vínculos tóxicos y no contributivos estás creando cuando buscas a quien salvar?
¿Cuántas veces decimos que estamos “rotos” cuando en verdad estamos despertando?
¿Y si no estas roto?